martes, octubre 19, 2010

Aparecen atestados que asocian a César Cataño con el narcotráfico

Este es el atestado policial de 1996 que formuló la policía contra Adolfo Carhuallanqui por uso de documento falso. “Me conocen con el nombre de César Cataño”, reconoció.
Por Óscar Castilla. Unidad de Investigación
La ‘arqueología policial’ se ha convertido en una de las especialidades más importantes para los agentes de inteligencia de la Dirandro en los grandes casos de narcotráfico de las últimas décadas. Gracias a ello, primero le echaron el guante al capo Fernando Zevallos Gonzales ‘Lunarejo’, luego al clan familiar de los Sánchez Paredes y ahora le tocó el turno al próspero empresario importador de autos y dueño de una compañía de aeronaves Adolfo Carhuallanqui Porras, también conocido como César Cataño Porras, quien fue denunciado la semana pasada ante la Fiscalía Provincial de Tacna por lavado de dinero proveniente del tráfico ilícito de drogas. Él presentó un desbalance patrimonial de unos US$42 millones.
El Comercio, que siguió de cerca la evolución de la investigación por blanqueo de capitales contra el también piloto de carreras, publica hoy en exclusiva el primer atestado policial que redactó la policía antidrogas en contra del joven Carhuallanqui Porras en octubre de 1982. En este documento inédito, que desapareció sospechosamente el año pasado de los archivos de la Corte Superior de Huancayo, se indica que la policía descubrió indicios de hoja de coca en pleno proceso para convertirla en droga, así como restos de pasta básica de cocaína, en una poza de maceración instalada en la casa que en ese entonces habitaba el hoy dueño de la aerolínea Peruvian Airlines.
“[Está probado] que en el inmueble habitado por Adolfo Carhuallanqui [ubicado en el anexo Auray-Chilca-Huancayo] se elaboró pasta básica de cocaína y que se desenterró detritus [restos de hoja de coca procesada]”, dice el documento policial. No solo eso, el atestado fechado en octubre de 1982 y signado con el N° 095-ITID señala que este personaje participó en la “producción, transporte y comercialización de diferentes cargas de droga, valorizadas hasta en 10 millones de soles de la época”. Por si fuera poco, también se indica que el denunciado se encargaba de “obtener la materia prima” para elaborar pasta básica. Según las fuentes del caso, la hoja de coca provenía de la selva ayacuchana y luego se procesaba en la sierra de Huancayo.
Este documento fue descubierto por agentes de la policía antidrogas en los viejos archivos de la Corte Superior de Huancayo y en la misma Dirandro. Allí se relatan las andanzas del joven Carhuallanqui Porras en el mundo del narcotráfico durante los años 80, cuando en el Perú solo se elaboraba pasta básica de cocaína. También se narra que ese caso de drogas se originó luego de que la policía interviniera una vivienda en el anexo de Auray en setiembre de 1982 para detener a un grupo de personas que se dedicaba al robo de ganado para luego sacrificarlos y vender el producto. Por aquellos años, comentaron fuentes allegadas al caso, la familia materna y paterna de Carhuallanqui se dedicaba a la venta de carne en el mercado de Huancayo. Sin embargo, los agentes nunca imaginaron que dentro de la casa, ubicada cerca de un río, iban a descubrir una poza de maceración.
Cabe recordar que, a fines del 2009, este Diario reveló que Carhuallanqui fue acusado en dos  atestados (095-ITID y 88-DPD-Junín) por narcotráfico en la década de los ochenta, los cuales derivaron en igual número de procesos judiciales ante la Corte Superior de Huancayo (Exp. 1602-82 y 1761-83, respectivamente). A raíz de estos hechos, según las fuentes, el entonces joven de 20 años pasó a la clandestinidad en Lima junto con varios de sus coacusados y nunca volvió a ser visto hasta 1996, tal como lo prueba otro documento, al cual tuvo acceso El Comercio.
Este precisa que el empresario cambió su nombre –de Adolfo Carhuallanqui por el de César Cataño– para burlar a la justicia y no porque se enteró de la identidad de su verdadero padre, como hasta hoy asegura. Ese año fue detenido en Lima por una denuncia de documentos falsos. Cuando fue interrogado, confesó lo siguiente: “Me conocen con el nombre de César Cataño Porras porque no podía trabajar con mi verdadero nombre, por cuanto tenía problemas judiciales por tráfico ilícito de drogas en Huancayo”.
FISCALÍA TIENE EN SUS MANOS LA SUERTE DE ACUSADO
El fiscal provincial antidrogas de Tacna, Pedro Pérez Gratelly, tiene un plazo de 15 días para formular denuncia contra el empresario Adolfo Carhuallanqui Porras, también conocido como César Cataño Porras, por lavado de dinero del narcotráfico. Actualmente, el representante del Ministerio Público evalúa el informe (atestado policial) elaborado por los agentes de la Dirección Antidrogas PNP (Dirandro) en el que se indica que esa persona presenta un desbalance patrimonial de US$42 millones.
El fiscal de Tacna también deberá decidir la suerte de la madre de Cataño, María Nélida Carhuallanqui Porras, y de las hermanas de este Flor de María, Juana Luz Carhuallanqui Porras y María Elena Porras Palomino, quienes fueron involucradas por la Dirandro en calidad de cómplices de lavado de dinero del narcotráfico. En este caso se ha determinado que Carhuallanqui no ha logrado justificar la fortuna de sus empresas Import Export Vizcar y de Kanagawa Corporation.
La procuradora antidrogas Sonia Medina Calvo y agentes de la División de Investigaciones Especiales de la Dirandro han sido los principales impulsores de la investigación penal contra Carhuallanqui Porras, quien registra hasta dos procesos judiciales por narcotráfico desde inicios de los años 80. A inicios de los 90, el acusado se ganaba la vida realizando servicios de taxi, luego compró algunos autos y comenzó a formar su empresa de comercialización e importación de vehículos provenientes del extranjero . Años después, en el 2008, empezó a involucrarse en el negocio de las líneas aéreas y creó Cielos Andinos y Peruvian Airlines.
PARA RECORDAR
Flores Nano fue su abogada
Lourdes Flores Nano estuvo vinculada con Adolfo Carhuallanqui Porras o César Cataño Porras desde el 2001 cuando fue abogada de su empresa Kanawaga ante el Tribunal Constitucional. Luego desde el 2004 hasta el 2010 continuó ejerciendo su defensa legal y como presidenta del directorio de la aerolínea Peruvian Airlines. Posteriormente, renunció a dicho cargo para postular a la Alcaldía de Lima