martes, noviembre 02, 2010

Soldados libran una dura batalla contra el terrorismo

No importa lo que los hombres piensen, no importa lo que nos falte, aquí estamos en guerra, yo solo necesito mi arma para vencer a mi enemigo...cuando la ametralla me hiera, cuando el polvo y la sangre me cubra surgirá dentro de mí el guerrero invencible heredero de Bolognesi, Quiñónez y Grau y alcanzaremos la victoria", es el credo que a diario gritan a viva voz y con el pecho henchido los soldados del Comando Especial del Vrae (Valle de los Ríos Apurímac y Ene), quienes con coraje y lealtad libran una dura batalla contra el narcoterrorismo.
Bajo el inclemente calor que sobrepasa los 30 grados centígrados, las torrenciales lluvias, la espesa selva y la mirada acechante de las huestes terroristas intensamente armados, cientos de militares de diversas armas, marinos infantes y aviadores de la Fuerza Aérea Peruana están en el frente de batalla, en las líneas de combate contra un peligroso enemigo, el narcotráfico, una fuerza que tiene como aliado a los remanentes subversivos que operan en el Vrae bajo el mando de "José".
CORREO visitó la Región Militar del Vrae y varias bases contrasubversivas acantonadas en la peligrosa selva, acompañó a algunas patrullas y conoció la realidad a la que se exponen nuestros bravos hombres, donde la consigna es vencer al enemigo, a costa de su vida.
Es el Fuerte Militar de Pichari (La Convención-Cuzco) donde se proyectan las incursiones en medio de una intensa y cuidadosa planificación, nada se deja a la improvisación.
"Todas las patrullas salen con una mira previamente analizada por nuestros agentes de inteligencia y el Comando Militar, la información es clasificada, las patrullas se internan en la selva en la busca de un objetivo", indica el general Leonel Cabrera Pino, jefe del Comando Especial del Vrae.
Aquí operan las tres fuerzas armadas, Marina, FAP y Ejército, por aire, tierra y los caudalosos ríos Apurímac y Ene, los trabajos silenciosos son parte de una estrategia de pacificación que se desarrolla a pesar de algunas carencias y lo agreste de la región con un objetivo en la mira: derrotar al enemigo.
Existen más de 100 patrullas enclavadas en las bases contrasubversivas de la selva de Pasco, Junín, Huancavelica, Cusco y Ayacucho, zonas consideradas como las más peligrosas del país y donde se produce la mayor cantidad de droga que sale al extranjero, además de ser territorio terrorista desde los años 80.